“SIN PRESERVACIÓN DEL PATRIMONIO, SE PIERDE IDENTIDAD”

Publicado el 21 Noviembre 2019
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• Si no cuidamos el acervo perdemos parte de nosotros, advirtió Luis Arnal Simón, secretario técnico del Comité de Análisis para las Intervenciones, Arquitectónicas en el campus CU y los campus de la UNAM

La Ciudad de México posee tres de los 35 sitios dentro del territorio nacional que la Unesco ha designado Patrimonio Mundial, 38 de 52 inmuebles declarados monumentos artísticos por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), y tres mil 39 fichas de inmuebles históricos incluidas en el Catálogo Nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), lo que revela su riqueza histórica, artística, cultural y natural.

Con el catálogo del INAH se obtiene conocimiento cualitativo y cuantitativo de los bienes -construidos entre los siglos XVI y XIX- que integran el patrimonio histórico, tanto de los que son del dominio de la nación, como los que pertenecen a particulares, y están protegidos (incluso los que no están considerados en el catálogo) por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos.

Si no se protege ese patrimonio, advirtió Luis Arnal Simón, secretario técnico del Comité de Análisis para las Intervenciones, Arquitectónicas en el campus CU y los campis de la UNAM, se pierde la memoria y al hacerlo se pierde parte de nosotros; de hecho, no tenemos hoy todo lo que hemos tenido y cada día perdemos algo, añadió.

Todas las obras históricas son producto de un largo proceso, pues baste recordar que la Catedral tardó 400 años en construirse, aunque debe admitirse que el arte y la arquitectura, como la sociedad, se van transformando con la creación de nuevas imágenes visuales que conforman una nueva ciudad.

“Antes los cambios eran tan lentos que la gente no se daba ni cuenta. Sin embargo, hoy son tan rápidos que tampoco percibimos lo que se va perdiendo y a ello nos vamos acostumbrando, porque asimilamos la pérdida como parte de la vida. Por ello, es importante cuidar el patrimonio, incluidos, por supuesto, los monumentos”, aseguró el experto.

El concepto de monumento es muy antiguo: “Hacía referencia a un aspecto funerario, monumentum del latín `recuerdo´, que tiene que ver con la pérdida y se representaba a través de estelas, estatuas, labrados, efigies o inscripciones que se colocaban sobre las tumbas para recordar al padre, a la madre, al esposo o al hijo”.

Con el tiempo, la concepción cambió más hacia los hechos, acontecimientos históricos para celebrar un acto o guardar la memoria de una persona ilustre.

La expresión “se ha ido modernizado y ahora se aplica a cualquier cosa que tenga trascendencia para la sociedad”, señaló el experto en restauración, quien subrayó que pese a la evolución, la definición mantiene su esencia como memoria o recuerdo.

Arnal Simón abundó que si las personas se identifican o apropian de un monumento ello tiene que ver con la idea de que la obra es un vehículo de transmisión de identidad cultural, de conocimiento, de comunicación o de intervención. “La gente ocupa los muros o los edificios para transmitir un mensaje, una inquietud, incluso una protesta”. Por otro lado, se tiene que reconocer que “los monumentos, piedras, inmuebles y el patrimonio en sí, no se puede defender (porque) la arquitectura, la obra, está ahí, sometida, no tiene manera de moverse, de defenderse, de gritar”.

Al considerarse como un vehículo de comunicación, los monumentos pueden ser objeto incluso de agresiones y éstas pueden ser de muchas formas, desde pintas hasta poner sobre ellos una antena, un cable, o colocar en un edificio cristales diferentes a los originales; en ocasiones las mismas intervenciones son agresiones.

Por su importancia, la restauración arquitectónica es una de las actividades relevantes en la conservación del patrimonio arquitectónico, artístico y cultural, y para ello, este proceso “toma de la ciencia no sólo el conocimiento, sino también los materiales para conservar o remediar los daños de un inmueble, complejo u obra, y así llevar a cabo una sustitución adecuada de una manera que no destruya la imagen estética o visual que se tenía antes”.

Para llevar a cabo una restauración se debe de tomar en cuenta una serie de criterios para determinar hasta dónde se puede llevar la intervención y de qué tipo será (desde limpieza de fachada exterior, reponer un faltante, hasta la consolidación de cimientos), y en ello participan otras variables, como las tendencias que pueden ser desde la más ortodoxas y tradicionales, hasta la más modernas con corrientes y estilos vanguardistas.

Por ejemplo —dijo el arquitecto—, cuando hay un edificio que ha perdido una parte o se le han caído los techos y se cuenta con investigación que es una herramienta para la obtención de datos, lo más lógico es reponer el sistema (constructivo) que tenía anteriormente. “Pero también está el criterio de no inventar, porque lo que a veces ocurre es que los restauradores inventamos cosas que no estaban, ponemos otras y les damos nuevas funciones”.

Los monumentos son parte del legado cultural que posee la Ciudad de México y el país, como también lo son la gastronomía, las tradiciones y costumbres, el arte, la lengua y todo lo demás que nos identifica como mexicanos y que conforma nuestra historia y patrimonio.

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