SECTEI APOYA NUEVA PLANTA DE PRODUCCIÓN DE COMPOSTA DEL IPN

Publicado el 11 Julio 2024
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• Dicha instalación produce 60 mil toneladas de mejorador de suelos al año. La maestra Judith López Jardínez, responsable de su operación, convocó a la población a visitarla

• La PPCLV ha logrado hacer más eficiente el proceso y se enfoca al aumento de la calidad del producto

Con el fin de mejorar el control del proceso de la Planta de Producción de Composta Laboratorio y Vivero (PPCLV) “Doctor Héctor Uriel Mayagoitia Domínguez”, en 2023 inició su ampliación y modernización con el apoyo de la Fundación Politécnico, aunado a ello, con el apoyo de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI) de la Ciudad de México, se adquirió un nuevo equipo para fortalecer los análisis de calidad y del producto alimentario terminado.

En el marco de la Red de Laboratorios de Sustentabilidad Alimentaria (Red LABSA), integrada por un de laboratorios creado por la SECTEI, se dieron a conocer los avances en el Laboratorio de Manejo Sustentable de Suelos y Evaluación de Compostas, ubicado en la (PPCLV) del IPN (Instituto Politécnico Nacional), con el fin de mejorar la seguridad alimentaria a través de sistemas agrícolas productivos y sostenibles, con ellos, ha logrado hacer más eficiente el proceso y se enfoca al aumento de la calidad del producto.

La Red LABSA, conformada por los laboratorios de Diseño de Agroecosistemas para la Producción Sustentable de Alimentos en la Ciudad de México y Escuela Chinampera, ambos a cargo de la Universidad Autónoma de México (UAM); el Laboratorio Nacional de Alimentación Sostenible (LASOS), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y el citado en el IPN, se inscribe la Red ECOs.

Judith López Jardínez, encargada de la planta del Instituto, dijo que “el mejorador de suelo que producimos para las áreas verdes de las dependencias politécnicas, ahora se probará en la producción de alimentos” y añadió que “la Red LABSA hoy posibilita el mejoramiento de la calidad de producción de alimentos en el suelo de conservación.”

Con estos kits para medición en campo de nutrientes se evalúa nitrógeno, fósforo, potasio, y mediciones rápidas simultáneas de tres variables físicas: temperatura, humedad y conductividad eléctrica.

La instalación cuenta con áreas de: recepción de materia prima, proceso de degradación, evaluación de parámetros del proceso y de producto terminado, así como cribado para entrega final del mejorador de suelos; al ingreso se registra peso (en báscula camionera), fecha, tipo de residuo, procedencia y destino al interior del establecimiento.

Según el residuo sea hojarasca, pasto, alimento y estiércol, entra directo a proceso; si es de poda de árboles, pasa a triturado y, una vez reducido, se mezcla con el resto para darle la necesaria relación carbono-nitrógeno, y así estimular la proliferación de microorganismos que mineralizan la materia orgánica.

“La naturaleza tarda cien años en producir un centímetro de tierra rica en nutrientes. Una de composta realiza la transformación en cuatro meses. Sin embargo, al no poder reproducir lo que la naturaleza hace, al producto final se le llama mejorador de suelo, pues al aplicarse a tierras erosionadas y desnutridas se adicionan nutrientes y se devuelve fauna para ayudar al cambio”, subrayó López Jardínez.

De las características que más resaltan de la PPCLV es la ausencia de malos olores, esto debido a que es un proceso en condiciones de presencia de oxígeno.

Previo a la ampliación de la planta, la producción anual era de cinco mil toneladas de mejorador de suelos. Tras los apoyos de la Fundación Politécnico y de la SECTEI se tiene capacidad para procesar 200 toneladas diarias, es decir, 60 mil toneladas al año.

La Ciudad de México genera 13 mil 500 toneladas de residuos sólidos al día, de los cuales, 48 por ciento son desperdicios orgánicos. Para operar en un esquema de economía circular los residuos deben separarse desde la fuente.