RESIDUOS DE NOPAL PARA MEJORAR LOS SUELOS AGRÍCOLAS

Publicado el 31 Enero 2023
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• El trabajo de campo, auspiciado por la SECTEI, abarcó sectores de las alcaldías Xochimilco, Milpa Alta y Tláhuac • Los resultados mostraron efectos positivos y se dieron a conocer a los y las campesinas de la zona

Con el fin de afrontar los efectos de la deforestación, siembra intensiva y erosión en los suelos volcánicos dedicados a actividades agrícolas y forestales en la zona de conservación de la Ciudad de México, se puso en práctica una alternativa para mejorar su fertilidad mediante el uso de residuos generados localmente.

Producto de labores agrícolas, los residuos se emplearon para fortalecer la estructura y ayudar en la recuperación y mantenimiento de las propiedades físicas y químicas.

Entre los mejoradores al alcance de los productores están los residuos de nopal. Por ejemplo, en la zona de Milpa Alta se genera alrededor de 80 por ciento de la producción nacional, con cerca de mil 500 toneladas semanales. En San Nicolás Tetelco, Tláhuac, también se ha introducido nopal para diversificar las especies productivas. Tras el manejo para distribución y venta queda un remanente que se convierte en importante materia prima para nutrir el mismo suelo.

Con el propósito de comprobar si estos residuos podrían mejorar la calidad física y química, la doctora Elizabeth Solleiro Rebolledo, responsable del proyecto “Manejo de suelos volcánicos en la porción sur de la Cuenca de México (zona cerril del Teuhtli y planicie de la región de Tetelco) para potencializar su producción alimentaria sustentable, recarga de agua y mitigación del cambio climático”, llevó a cabo experimentos en condiciones controladas y en cultivos.

La investigadora del Departamento de Ciencias Ambientales y del Suelo, en el Instituto de Geología-UNAM, explicó que el trabajo de campo abarcó sectores de las alcaldías Xochimilco, Milpa Alta y Tláhuac, vinculando a los y las campesinas para que conocieran la propuesta, sus alcances y expresaran sus necesidades, pues uno de los objetivos fue que estos actores no solo se involucraran, sino también se beneficiaran de los resultados.

Sobre el proyecto, auspiciado por la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI), la especialista comentó que en la zona cerril del volcán extinto Teuhtli y la planicie de la región de Tetelco priman los suelos desarrollados en geosistemas volcánicos, en los que se pueden estudiar los mecanismos de captura de carbono, su papel fundamental en la recarga de acuíferos, y su alto potencial en los sistemas agroforestales.

No obstante, precisó, los suelos volcánicos son considerados frágiles por su fácil degradación, tanto física como química. La deforestación y el manejo de sistemas de forma intensiva generan su erosión, compactación, pérdida de materia orgánica; en general, disminuyen su fertilidad con un deterioro significativo de la calidad agrícola y forestal, como ha ocurrido en la porción sur de la Cuenca de México.

De manera particular, el daño se observa en la ladera norte del Tehutli, donde la producción intensiva de amaranto desde la época prehispánica (900 a.C.) ha derivado en una degradación por la creciente erosión, pese a las terrazas que se hicieron para detenerla o mitigarla, y a la modificación de sus propiedades físicas, químicas y biológicas, explicó la doctora Solleiro.

Es así que, para evitar o reducir el uso de fertilizantes y químicos, y elevar la calidad del suelo —no porque sea la única problemática a atender en la región—, se buscó comprobar la efectividad de los residuos de nopal como mejorador.

Respecto a la producción de nopal y debido a que no se cuenta con infraestructura para el procesamiento de todos los residuos orgánicos, recuperan algunos de ellos para su composteo los mismos productores de forma individual u organizada en los centros de acopio

Entre los ejemplos de sistemas ya organizados se cuentan los esfuerzos de la Universidad Autónoma Metropolitana a través del Área Piloto de Producción de Abonos Orgánicos: Composta y Humus, o por el sistema de plantas de compostaje de la Dirección General de Servicios Urbanos de la Ciudad de México (DGSU).

También existen otros sistemas que los aplican directamente sin un proceso biológico, sino solo mediante tratamiento físico (picado), para reducir su tamaño.

El biodigestato como mejorador de la calidad de suelo

Solleiro Rebolledo recordó que la obtención de energía desde fuentes renovables y limpias es uno de los retos que enfrentan los gobiernos actuales y que contribuirán con la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

Algunos de los procesos tienen la capacidad de utilizar como sustrato los residuos provenientes de un proceso previo y también ser aprovechados como mejoradores de fertilidad de suelos en un esquema de economía circular y la eliminación de residuos orgánicos no aprovechados.

Uno de estos procesos de obtención de energía limpia es el tratamiento microbiano anaeróbico termofílico para la producción de biogás, conocido como digestato; hoy se cuenta con uno en la Ciudad de México derivado de la colaboración entre la desaparecida Seciti (hoy integrada a la SECTEI), y la empresa Sustentabilidad, Energía y Medio Ambiente.

Esta infraestructura tiene capacidad para procesar tres de las nueve toneladas diarias de residuos orgánicos derivados de la limpia del nopal y otras verduras del Centro de Acopio Nopal-Verdura (CANV). Sin embargo, no se habían realizado pruebas para determinar los beneficios ambientales, económicos y sociales de la utilización de este proceso.

Al respecto, la doctora Solleiro Rebolledo expuso que algunos de los suelos volcánicos de la porción sur de la cuenca de México, dedicados a la agricultura, tienen baja calidad física y química por su débil estructura y bajo contenido de materia orgánica, lo que produce alta erodabilidad y, en consecuencia, genera degradación.

Por tal razón, el proyecto buscó generar alternativas de mejoramiento con el uso de un biodigestato y residuos de nopal para ofrecer una solución a los productores, mediante prácticas de manejo con elementos generados localmente y, a la par, fomentar la biodiversidad agrícola y forestal, así como impulsar cadenas rentables, económicas y ambientales para los productores regionales.

El trabajo se realizó en tres parcelas de la alcaldía Tláhuac, dos en Milpa Alta y una en Xochimilco, donde los terrenos se sometieron a análisis físicos, químicos y biológicos, entre otros, para obtener una buena caracterización.

Se hizo un ensayo en invernadero con una duración de seis meses para observar el impacto en condiciones controladas. Los mejoradores probados fueron: residuos de nopal, biodigestato de nopal, estiércol, composta, fertilizante químico, contrastados con un testigo, con la siembra de semillas de avena.

Los principales resultados fueron en la producción de biomasa de avena y en mejorías en la estructura del suelo, sobre todo en los tratamientos de estiércol y biodigestato.

El siguiente paso fue llevar el experimento a campo, en dos parcelas en Xochimilco y Tláhuac, durante cuatro meses con la aplicación de biodigestato en tres dosis, en una sola aplicación.

La idea fue generar una estrategia innovadora, pues el estiércol ha sido probado por mucho tiempo. Uno de los efectos fue un aumento en la altura y la biomasa de la avena, lo que atrajo la atención de los agricultores, pues consideran que sí existe un efecto positivo en el uso del biodigestato. Los análisis de laboratorio para valorar el efecto en el suelo aún están en proceso.

Tras observar la dinámica de los residuos de nopal, se avanzó en comprobar que sí ayudan a incrementar la fertilidad y la estructura. Los resultados se hicieron del conocimiento de los campesinos y se les invitó a replicar la práctica con mayor frecuencia, no solo depositar el material en la superficie, sino hacer un pequeño proceso de picar el cactus y mezclarlo con el suelo para conseguir de forma progresiva una mejoría por varios años.