PROYECTOS PARA EL RESCATE DEL RÍO MAGDALENA
• Se trata de estudios auspiciados por la SECTEI, se explicó en una nueva sesión del Seminario de Sustentabilidad Alimentaria
Los proyectos apoyados por la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI) para el rescate del Río Magdalena y hacer frente a los efectos en la salud de los pobladores de la zona, los detallaron tres expertas de la UNAM en una nueva sesión del Seminario de Sustentabilidad Alimentaria.
Desde distintas miradas multidisciplinarias, participaron las doctoras unamitas Lucía Almeida Leñero, de la Facultad de Ciencias; Ana Lillian Martin del Pozzo, del Instituto de Geofísica, y Alma Chávez Mejía, del Instituto de Ingeniería.
En su ponencia titulada “La importancia de las cañadas para la sostenibilidad de la Ciudad de México: el caso de la cuenca del Río Magdalena”, la doctora Almeida Leñero explicó que más de la mitad del territorio de la ciudad comprende bosques que proveen a los habitantes de elementos como agua y aire limpios, considerados como servicios ambientales básicos.
Tenemos, dijo, la gran ventaja de contar con ese territorio, y por el otro, grandes desventajas, entre ellas: una ciudad en constante crecimiento, la pérdida de vegetación, incremento diario en la demanda de agua, elevados índices de contaminación, desaprovechamiento de aguas de lluvia; además de altas temperaturas y alteraciones en la precipitación ocasionadas por el cambio climático.
Derivado de lo anterior, continuó, los especialistas no podemos seguir en esfuerzos desarticulados, sino pensar en formas y procesos que nos lleven a una gestión integral.
“Para asegurar la conservación de los servicios ambientales es necesario mitigar esos problemas. Nuestro acercamiento como grupo de trabajo es una visión socio ecosistémica, es decir, la unión entre el sistema social y natural, vinculados a políticas públicas” indicó la especialista.
El estudio, comentó, condujo a proponer una estrategia de gestión en la que participaron académicos, estudiantes, colaboradores externos, instituciones del gobierno capitalino, del gobierno federal, asociaciones civiles y empresas privadas.
Por su parte, la doctora Martin del Pozzo se refirió a las características de la zona y su contribución a la recarga del acuífero, datos que forman parte del proyecto que financió la SECTEI y que lleva por título “Recuperación hídrica de los pedregales del Xitle y cuenca del Río Magdalena en sitios de interés geo patrimonial”.
La zona de conservación, especificó, ocupa principalmente la parte suroeste de la ciudad, donde se encuentra la mayor concentración de las áreas naturales protegidas, siendo una de ellas la Cuenca del Río Magdalena, donde se desarrolló la investigación.
También destacó que en la parte superior de la zona hay un importante crecimiento poblacional, el cual impacta significativamente la recarga e infiltración del acuífero. En el Cerro de las Cruces, donde nace el río, empezó el diagnóstico de la situación, continuó en los cuatro Dinamos y siguió en la zona baja, a la altura de Periférico Sur.
En estos sitios se monitoreó el agua en temporadas de sequía y de lluvias por varios años; se hizo el reconocimiento geológico, arqueológico e histórico, así como el cultural.
De los resultados que se obtuvieron, la investigadora del Departamento de Vulcanología del IGEF-UNAM indicó que la infiltración de las zonas alta, media y baja es en general, intermedia; es en la última parte donde el agua no se puede infiltrar por el desarrollo urbano de la zona donde dominan las construcciones y el asfalto, lo que impide la recuperación del acuífero y produce inundaciones.
Sobre el agua, explicó, que en la zona alta es transparente y de buena calidad; en la parte media, donde se encuentran los Dinamos y se registra la presencia de venta de alimentos y trucheras, el agua ya presenta deterioro; mientras que en la parte baja, donde se ubica el Foro Cultural de la Magdalena Contreras el flujo contiene materiales de las descargas que se hacen al río.
A partir de estudios de microbiología, desde el segundo Dinamo se identificó materia fecal, incluso E. coli, lo que se hace más intenso en la parte baja, con importantes riesgos para la salud. Entre las propuestas figura la construcción de humedales, incluso se formaron varios de manera demostrativa, uno de ellos, en el Foro Cultural de la Magdalena Contreras.
También está la elaboración de programas conjuntos entre comunidades, académicos y autoridades; la protección de áreas con adecuada infiltración y uso de materiales permeables; regulación de descargas; construcción de humedales, y la promoción de la protección de las áreas geo patrimoniales.
La doctora Chávez Mejía, del Instituto de Ingeniería de la UNAM, señaló que el río es uno de los patrimonios naturales de la ciudad, y “es nuestro deber conservarlo, pues provee de servicios ambientales como la filtración del agua del subsuelo, espacios recreativos, y la regulación del clima”.
El afluente, en época de estiaje, presenta un metro cúbico por segundo, pero en lluvias puede alcanzar hasta 20 metros cúbicos por segundo.
“El 40 por ciento de ese volumen se aprovecha para abastecer agua a la población mediante dos plantas potabilizadoras: Río Magdalena 1 y Río Magdalena 2”.
La experta resaltó que, pese a que se cuenta con infraestructura de abastecimiento para los habitantes, existen asentamientos irregulares en el suelo de conservación, por lo que son sitios en donde se encontró un gran desabasto.
El proyecto que presentamos como grupo de trabajo, expresó, consistió en establecer la captación de agua de lluvia como método alterno de suministro para los hogares de la zona, especialmente las áreas marginadas y rurales. El objetivo fue preservar la riqueza del medioambiente en los arroyos, ríos, manantiales y del suelo de conservación.
“Estamos en una zona súper privilegiada con relación a las consideraciones de la FAO”, dijo. Si se quiere tener un aprovechamiento de los sistemas de captación de agua de lluvia, una de las características es que se debe tener una precipitación entre 800 y mil 200 mililitros al año.
Chávez Mejía explicó que, en la segunda parte del proyecto, se consideró un reuso integral del agua residual tratada que presenta la planta ubicada en la demarcación.
Existen algunos análisis que indican que se presentan alrededor de 70 descargas de aguas residuales al río, y diez de ellas permanecen activas. Para esto se cuenta con una planta de tratamiento que opera con un proceso biológico y un sistema de sedimentación y filtración.
Lo interesante de la unidad, enfatizó, es que sus afluentes pueden ser reusados, por ejemplo, para sanitarios de panteones, campos de fútbol, mercados públicos, y también pueden ser reutilizados en otros proyectos productivos.
La implementación de humedales artificiales en la zona, vistos como sistemas descentralizados, tiene la ventaja de que su afluente puede ser utilizado para los servicios que se emplean en la zona, lo que representa una alternativa económica, un valor agregado sostenible y de bajo costo energético, concluyó la investigadora.