“PREOCUPA LA DESIGUALDAD POR LOS EFECTOS DE LA PANDEMIA”

Publicado el 01 Diciembre 2020
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• La SECTEI organizó un encuentro llamado Incidencia de las desigualdades en la Ciudad de México durante Covid 19, en el que participó un grupo de expertos de diversas instituciones

En el conversatorio Incidencia de las desigualdades de la Ciudad de México durante Covid-19, organizado por la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI), expertos externaron su preocupación por los efectos desfavorables que la pandemia ha acentuado en términos de desigualdad social.

En este momento uno de los problemas más graves de la ciudad y del país, y también del mundo es la profunda desigualdad que existe, advirtió la doctora Rosaura Ruiz Gutiérrez, titular de la SECTEI, en la apertura del encuentro.

La pandemia, dijo ha visibilizado las grandes diferencias entre quienes tienen acceso a todos los derechos humanos y los que no los tienen. No es solo en salud es en todos los ámbitos. Por ejemplo en educación tenemos problemas que tienen que ver con la conectividad o con el nivel de tecnología al que tienen o no acceso los niños y niñas y jóvenes.

También, añadió, hemos observado como las comorbilidades que se derivan en muchos casos de una mala alimentación se relacionan con un aumento en la gravedad de los pacientes y también en la mortalidad.

Por ello, argumentó, ha sido de gran importancia la creación de la Red ECOs, para estar cercanos a quienes generan el conocimiento en instituciones como la UNAM, El Colegio de México, la UAM, el Politécnico, etc. para el desarrollo de políticas públicas basadas en conocimiento humanístico, científico y tecnológico.

El secretario general de la UNAM, Leornardo Lomelí, condujo el conversatorio, y resaltó la importancia de evaluar el efecto de la pandemia en términos de la desigualdad.

En el inicio del conversatorio, Pablo Yanes, jefe de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), apuntó que una las premisas relevantes en el actual contexto es que una pandemia es en realidad muchas epidemias, un fenómeno global que tiene formas de manifestación distintas.

También, indicó, se ha producido una crisis muy profunda como el estancamiento súbito de la economía, cuya recuperación se mueve en un marco de incertidumbre muy grande.

En términos de sectores populares la destrucción de empleos e ingresos ha sido ahora en los de las percepciones salariales más bajas, así como la pérdida de un millón de empleos en estos sectores.

Yanes enumeró que frente a la realidad que vivimos habría que aplicar tres principios: 1) máxima precaución, en la que mientras no se resuelva la parte sanitaria no se podrá resolver la económica; 2) máxima oportunidad, en la que se vive una crisis acelerada en tiempo real ante la cual se tiene que reaccionar de la manera más inmediata posible, y 3) máxima protección social posible, pues se lleva a cabo en un contexto de restricciones.

En el caso de la Ciudad de México el sector más golpeado por la pandemia es el de los servicios; se trata del primer rubro en caer y último en recuperarse, explicó.

En particular, se refirió a programas importantes en la Ciudad como Mi Beca para Empezar, que inició en 2019 con un millón 200 mil niños y que al llegar la pandemia fue ya una infraestructura instalada que sirvió para canalizar recursos a las familias. Dentro de la política social en la capital también aludió al programa PILARES con frutos muy importantes, dijo.

Yanes estimó que la Ciudad de México seguirá siendo un gran laboratorio de innovaciones y políticas sociales, y un espacio privilegiado para este tipo de estrategias con una nueva mirada que incorpore la dimensión de lo metropolitano.

El doctor Roberto Rodríguez, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, externó que la desigualdad es un fenómeno multidimensional. El no contar con suficientes oportunidades educativas de calidad, generalmente conduce a la pobreza, apuntó.

Doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de México (COLMEX), Rodríguez precisó que la Ciudad de México tiene varias condiciones especiales en materia educativa. Al respecto, citó que, según estadísticas recientes, la matrícula en instituciones educativas de la capital superó los tres millones de estudiantes.

La educación inicial requiere de un esfuerzo sostenido, pues el tema ha sido identificado como un aspecto clave para salir de la condición de desigualdad educativa.

El aprovechamiento de opciones en educación media superior y superior a distancia representa una oportunidad para mejorar la cobertura hacia sectores vulnerables de la población. Por ello, hay que redireccionar y robustecer la agenda digital para la Ciudad de México que tenga que ver con las posibilidades de retención y mejora de los servicios.

La doctora Alicia Ziccardi, también del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, externó que derivado de la actual pandemia por Covid-19, estamos ante la presencia de un hecho social de magnitud impredecible.

Estamos, indicó, ante una crisis urbana que afecta a grupos sociales vulnerables, y pone en evidencia las grandes desigualdades urbanas en el acceso y la calidad de los bienes y servicios, factores que amplifican las desigualdades estructurales.

Doctora en Economía por la UNAM, Ziccardi expresó que derechos ciudadanos como vivienda, movilidad, salud, educación y trabajo se hacen efectivos, aunque de manera muy desigual en los diversos sectores de la población. Las condiciones habitacionales, agregó, inciden en la salubridad de un porcentaje mayoritario de familias mexicanas que viven en colonias populares.

Factores como viviendas pequeñas, localización lejana, poco o nula conectividad y transporte masivo saturado, coadyuvan a intensificar las desigualdades sociales y económicas.

Todos sabemos que se van a modificar las formas de interacción económicas y sociales, las tecnologías de la información y la comunicación (Tics), los hábitos de consumo, las formas de trabajo, y el proceso de enseñanza-aprendizaje, apuntó.

Para hacer frente a la desigualdad será necesario modificar el modo de vida urbana y construir un patrón de gobernanza participativo que reivindique el derecho a la ciudad. “Sólo construyendo una ciudadanía urbana se garantizará el acceso a una vivienda adecuada, a espacios públicos igualitarios, y a bienes y servicios de calidad”, estableció.