MÉXICO, ENTRE LOS PAÍSES CON MENOS PREVALENCIA DE LACTANCIA MATERNA

Publicado el 19 Noviembre 2021
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• En una nueva sesión del Seminario Permanente de Salud en tu Vida, coordinado por la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI), participó la doctora Claudia Ramírez Silva, investigadora en Ciencias Médicas del Departamento de Nutrición Materna, del Niño y del Adolescente del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP)

Los bajos niveles de prevalencia de lactancia materna y los riesgos inherentes para la salud, fueron planteados en la nueva sesión del Seminario Permanente Salud en tu Vida, que esta vez tuvo como tema “Situación de la lactancia materna en México y sus múltiples beneficios a la salud de los infantes”, abordado por la doctora Claudia Ramírez Silva, investigadora del del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). En el foro, coordinado por la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI), la doctora Ofelia Angulo Guerrero, subsecretaria de esta dependencia, externó que la leche materna es el alimento idóneo para cubrir las necesidades del infante. Angulo Guerrero señaló que la prevención de algunas enfermedades como la diabetes, la obesidad, y la hipertensión, puede alcanzarse con esta alimentación en el primer semestre de la vida. “Los datos que nos ofrece la Organización Mundial de la Salud (OMS), en torno a la cobertura que tiene la población para la lactancia materna son preocupantes: el 44 por ciento de lactantes menores de seis años reciben leche materna como alimentación exclusiva. De cada dos bebés que nacen sólo uno tiene este beneficio. En México, por ejemplo, menos del cincuenta por ciento de los niños son puestos al seno materno durante la primera hora de vida”. La ponente de esta jornada, la doctora Ramírez Silva, investigadora en Ciencias Médicas del Departamento de Nutrición Materna, del Niño y del Adolescente del INSP, informó que México tiene entre 20 y 39 por ciento de prevalencia de lactancia, es decir, se halla entre los países con los menores porcentajes de esta práctica, cuando el referente debería ser “que todo niño a nivel mundial la recibiera”.

En México, la ENSANUT 2018 revela que 95 por ciento de los niños han lactado alguna vez. Menos del 50 por ciento de ellos son puestos en el seno materno durante la primera hora de vida, un hecho que de lograrse incrementa la motivación en las mujeres para mantenerla. Y 28 por ciento de recién nacidos entre cero y seis meses reciben lactancia materna exclusiva. A nivel urbano, la tasa es de 25 por ciento en comparación al medio rural, que es del 37.4 por ciento. La doctora en Nutrición Poblacional por la Escuela de Salud Pública de México precisó que la recomendación es proporcionar esta alimentación hasta los seis meses, y extenderla, aunque no exclusivamente, hasta los dos primeros años de vida de la persona. Otro dato de la misma ENSANUT 18, dijo la especialista, es que la mitad de los niños de 12 a 15 meses y de 20 a 23 meses son casi el 30 por ciento que continúa recibiendo lactancia materna.

Estos bajos indicadores tienen identificados algunas causas que la doctora Ramírez Silva describió como barreras y que van desde una cuestión individual hasta las que involucran al sistema mismo. Por ello, planteó que hacen falta políticas que apoyen y fomenten esta práctica hasta el primer medio año y después la continuada, así como personal capacitado y atención clínica para instalar esta alimentación primaria, a manera de consejería. A nivel familiar también es necesario capacitar a los familiares y demás integrantes, porque la desinformación impacta al final a la madre. La experta en nutrición materna e infantil hizo hincapié en que México está entre los países con los periodos más cortos de licencia por maternidad (90 días), a diferencia de otros en los que llega a ser de seis meses, dos o cuatro años. También indicó que en los años setenta del siglo pasado, el 18 por ciento de las mujeres estaban integradas a la economía laboral, mientras que para 2018 se estimó que el nivel alcanzó el 43 por ciento. Otro aspecto importante está relacionado con la publicidad agresiva de las empresas que producen las fórmulas infantiles, apuntó. En el marco de la pandemia y por la desinformación en la primera parte de la emergencia se pudo haber propiciado aún más el abandono de la lactancia materna, al cesarla o no iniciarla por indicación del médico o por temor de la propia mamá a contagiar al bebé. “Ahora ya sabemos que es algo muy seguro”. “La leche materna, en comparación con la de fórmula, ofrece por mucho, múltiples componentes: anticuerpos, hormonas, antivirus, antialergénicos, antiparásitos, factores de crecimiento, vitaminas, minerales, grasas, omega, omega 3, carbohidratos, proteínas y agua. La leche de fórmula sólo aporta minerales, vitaminas, grasas, omega 3, carbohidratos, proteínas, agua, y desafortunadamente, azúcar”. La experta sostuvo que los infantes lactados registran mejor coeficiente intelectual (CI). “Estudios recientes, revelan que la leche materna se encuentra asociada con 3.44 puntos más”. En una investigación realizada en la década de los noventa, dijo, se descubrió que los niños y niñas que recibían leche de fórmula consumían más energía que los niños que eran amamantados: a los 3 meses, 15 por ciento de energía; a los seis, 23; a los nueve, 20; y a los 12, 21 por ciento. La ponente reveló que la lactancia materna protegerá al niño o la niña contra el desarrollo de obesidad con una menor ganancia de peso en la infancia, pues se ha comprobado que consumir leche de fórmula provee de una ingesta elevada de proteínas por encima de las que verdaderamente necesita, provocando una mayor adiposidad.