LOS VAIVENES LABORALES, LA CREACIÓN DE LA CROM Y LA CIUDAD DE MÉXICO COMO SEDE DE GRANDES MOVILIZACIONES DEL PAÍS
• Se realizó la segunda jornada del Seminario Movimientos Sociales en la Ciudad de México, Siglos XX y XXI, dedicada al tema “Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM)”, la primera gran central obrera del país
Los vaivenes laborales posrevolucionarios que se configuraron al fin del segundo decenio del siglo pasado, las primeras mediaciones con obreros, las alianzas políticas y el rol de la Ciudad de México como el corazón de las grandes movilizaciones del país, fueron parte fundamental de la segunda sesión del Seminario Movimientos Sociales en la Ciudad de México, Siglos XX y XXI.
En esta ocasión el tema fue el surgimiento e influencia de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) participaron la doctora Denisse Muñoz, de la Universidad Autónoma de Sinaloa; y los doctores Fabio Barbosa Cano y Javier Aguilar García, ambos del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
La subsecretaria de Ciencia y Tecnología de la SECTEI, doctora Ofelia Angulo Guerrero dio la bienvenida, y explicó que este foro busca resaltar las movilizaciones que han tenido un papel determinante en la conformación de la realidad política y social que hoy vive la capital.
En primer término, Barbosa Cano refirió que la CROM nació en mayo de 1919 en medio de la coyuntura de la campaña presidencial que culminó en 1920 con el triunfo de Álvaro Obregón y la muerte del entonces presidente en funciones Venustiano Carranza.
La CROM, considerada la primera gran central obrera, que agrupó a sindicatos de distintas industrias y regiones del país, fue resultado de las relaciones de las organizaciones obreras y los grupos armados en casi diez años de la Revolución Mexicana.
Profesor en la Facultad de Ingeniería de la UNAM, explicó que el nexo entre la Revolución y los sindicatos comenzó a manifestarse desde el decreto del presidente Francisco I. Madero que derivó en la fundación del Departamento del Trabajo, del cual estuvo al frente el intelectual Andrés Molina Enríquez, autor del estudió “Los grandes problemas nacionales”, en cuya gestión se realizaron los primeros ejercicios de negociación de los conflictos laborables.
Al estallar la lucha armada y el surgimiento del denominado Grupo Sonora-Sinaloa, integrado por Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Adolfo de la Huerta y Salvador Alvarado, se dio cuenta de la necesidad vital del apoyo de los obreros y de los campesinos organizados.
Al triunfo de esa coalición en la Ciudad, continuó, el gobierno entregó a los sindicatos el palacio del Jockey Club, conocido como Casa de los Azulejos, para que lo utilizaran como sus oficinas.
Una huelga de las compañías telefónicas derivó entonces que mientras se resolvía el conflicto, la gerencia quedaba a cargo del trabajador Luis N. Morones, del Sindicato Mexicano de Electricistas, que años más tarde fue fundador y líder de la CROM, reflejada después en las industrias ferrocarrilera y petrolera.
La victoria del sindicalismo es imposible sin ciertas fuerzas e instituciones del gobierno. Y cuando se llega a este último es fundamental el apoyo de los trabajadores, resumió. La CROM integró en sus filas a todo lo que fuera sindicalizable como vendedores de billetes de lotería, escritores, toreros y, por única vez en la historia, las llamadas sexoservidoras.
Los sindicatos creados por medios coercitivos fueron los primeros en abandonar a la CROM en el momento en que ésta perdió el apoyo gubernamental. El rasgo más sobresaliente de esta etapa fue la ruptura de la alianza entre la central obrera y el Grupo Sonora-Sinaloa.
En su ponencia “Las organizaciones mutuales en México como antecedente de los sindicatos”, la doctora Denisse Muñoz Asseff, puso de relieve que las organizaciones mutuales en nuestro país tienen como antecedente a los gremios, definidos como organizaciones artesanales auspiciadas por la corona española, donde los artesanos gozaban de prestigio y poder político.
Doctora en Historia por la Universidad Autónoma de Sinaloa, externó que el liberalismo fue determinante para la creación y proliferación de mutualidades en todo el país. “La corriente liberal propició el marco legal para el surgimiento y mantenimiento de estas organizaciones”.
El doctor Javier Aguilar García, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, agradeció a la SECTEI, a través de su titular, la doctora Rosaura Ruiz Gutiérrez la oportunidad de participar en estos espacios abiertos al diálogo, la discusión y la retroalimentación.
Doctor en Ciencia Política resaltó que, si bien es importante hablar de movimientos sociales en los siglos XX y XXI, resulta esencial abordar las movilizaciones de indígenas, campesinos, y artesanos desde tiempos memoriales. “Han existido grandes explosiones en las que han participado estos sectores de la población”.
El también docente de posgrado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, señaló que en la capital se han gestado cientos, sino es que miles de movimientos sociales de sindicatos, asociaciones, mutualidades. “La Ciudad de México siempre ha sido el corazón de muchas de estas movilizaciones”.
Integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), reveló que los movimientos sociales tienen determinantes sólidos, pues surgen de la situación económica, política o social, pero también por corrientes ideológicas.
En su ponencia “La Revolución Mexicana y la CROM”, Aguilar García sostuvo que ese proceso fue una explosión social, política e ideológica frente al régimen económico, social y político creado en el Porfirismo; la CROM fue una manifestación social decisiva e importante para defender los derechos laborales de los trabajadores.