FRENTE A LA PANDEMIA, FUNDAMENTAL LA APORTACIÓN DE LOS CIENTÍFICOS PARA LA PAZ Y EL DESARROLLO

Publicado el 10 Noviembre 2020
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Se realizó un conversatorio auspiciado por la SECTEI y la Oficina de UNESCO en México para conmemorar el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo

En el contexto del Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, se celebró un conversatorio al respecto, auspiciado por la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología y Educación (SECTEI) y la Oficina de UNESCO en México, en el que los expertos establecieron que, ante la emergencia sanitaria, hoy son fundamentales las aportaciones de la ciencia a nivel mundial y local.

En el inicio de la charla, la titular de la SECTEI, la doctora Rosaura Ruiz Gutiérrez externó que ciencia y tecnología ofrecen soluciones y conocimientos para desafíos que comprometen el desarrollo social y económico de la humanidad.

En un momento en que el mundo lucha contra la Covid 19, el enfoque de este día es "la ciencia para y con la sociedad para hacer frente a la pandemia global".

Hoy, dijo, los grandes problemas nacionales corresponden a retos globales. Es preciso disponer del conocimiento científico y avances tecnológicos para transferirlos al ámbito de la política pública, la cooperación para el desarrollo, y el multilateralismo.

Cada año, el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo promueve que los ciudadanos estén informados sobre estos avances para contribuir a generar sociedades más sostenibles y favorecer la comprensión sobre la fragilidad del planeta en el que vivimos.

A lo largo de esta crisis sanitaria, la UNESCO, como agencia de las Naciones Unidas con el campo de la ciencia, se ha esforzado por acercar la ciencia a la sociedad y reforzar las colaboraciones científicas internacionales. Desde esta perspectiva la respuesta de la UNESCO a la COVID-19 se estructura en torno a tres pilares: la promoción de la cooperación científica internacional, el aseguramiento del acceso al agua y el apoyo a la reconstrucción ecológica, citó.

Respecto a la investigación sobre COVID19, resaltó que la Ciudad de México y la cancillería han apoyado tareas científicas para producir vacunas que incluso hoy ya incluyen el seguimiento a voluntarios a los que se les están suministrando.

En su intervención, Dorian Rommens, especialista de programas en el sector de Ciencias Naturales de la Oficina de la UNESCO en México, expuso que ante la emergencia la ciencia tiene que desempeñar un papel importante en la solución de la crisis y ayudarnos a construir sociedades más justas, humanas y sostenibles.

La UNESCO, que comenzará la celebración de su aniversario 75 a partir de diciembre de este año y extenderá sus festejos todo el 2021, trabaja en la Agenda 2030. El conocimiento científico se hace más importante que nunca a medida que nuestro planeta se enfrenta a un número mayor de desafíos. “Para hacer frente a estos retos necesitamos aumentar la inversión en ciencia en investigación y en tecnología, especialmente con miras a concebir ideas innovadoras”, añadió.

En México, citó Rommens, el 80 por ciento de la inversión en ciencia corre a cargo del Estado y sólo el 20 por ciento recae en el sector privado, algo que continúa como un desafío.

También se refirió a la Cátedra de Diplomacia y Patrimonio de la Ciencia de la Red ECOs, promovida para ingresar al Programa de cátedras UNESCO y que ha avanzado en los mecanismos de cooperación internacional universitaria para mejorar capacidades institucionales de diplomacia de la ciencia en todos los niveles de gobierno.

Sergio Aguayo Quezada, investigador de El Colegio de México, externó que para construir la paz se necesita entender a los violentos. Añadió que en sus estudios ha podido identificar y confirmar a varios actores en el fenómeno del crimen organizado, lo que ha servido de base para realizar otras investigaciones de otros casos.

En la actualidad, el investigador detalló que en la Ciudad de México se investigan mapas de capital social positivo y negativo; este último es el que apoya a los criminales, y los positivos se sustentan en la democracia y la legalidad; se analizan el crimen organizado, los actores estatales y los sociales.

“Esta visión macro la contrastaremos con un estudio de los PILARES, que es uno de los proyectos más importantes de la Ciudad de México, para ver si ahí se pueden construir islotes de paz que apuntalen una política de gobierno diferente a la solamente punitiva”, apuntó.

Gustavo Cabrera, director de Cooperación Técnica y Científica de la Amexcid, sostuvo que el desarrollo de capital humano en el ámbito mundial permitirá reforzar y consolidar que la formación debe de darse en condiciones comunitarias. “México debe de dejar ser consumidor de la ciencia y retomar el papel de creador”, apuntó Cabrera.

Por su parte, Marga Gual, investigadora de la Cátedra de Diplomacia y Patrimonio de la Ciencia y académica de la UNAM-España señaló que la ciencia puede ser el lenguaje universal, capaz de unir a países de todo el mundo más allá de sus diferencias políticas e ideológicas. Al respecto, ejemplificó con el Sincrotrón SESAME de Jordania, construido con la colaboración y participación de nueve países en conflicto que unieron esfuerzos voluntariamente para alcanzar un bien común.

La también experta internacional precisó que la diplomacia de la ciencia es la integración de esferas que, hasta hace poco, ocupaban ámbitos separados y que hoy, por el trabajo y aportaciones de mujeres científicas y diplomáticas se logra fusionar. También, el mundo diplomático y científico deben contribuir a la equidad de género, instó.

Nora Goris Mayán, secretaria general de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán-UNAM, estableció que en esta institución se concibe a la ciencia no como un conjunto de conocimientos, sino como una manera de pensar. Es a partir de la ciencia, dijo, donde se forman profesionales con altos niveles de valores, gran compromiso social y con un fuerte espíritu solidario en favor de nuestro país, los cuales, de manera activa y crítica, ayudarán a resolver problemas de diversa índole. Es en la FES Acatlán donde la Cátedra de Diplomacia y Patrimonio de la Ciencia inició este semestre el primer curso de nivel licenciatura sobre diplomacia científica y un seminario permanente, donde la ciencia para la paz y el desarrollo ha sido un tema fundamental de reflexión.