AGRICULTURA CHINAMPERA, NUEVA ESCUELA APOYADA POR SECTEI

Publicado el 20 Octubre 2024
1000074814.jpg
1000074818.jpg
1000074822.jpg
1000074816.jpg
1000074820.jpg

• Con proyectos de la UAM, IPN y UNAM, este centro educativo integra la Red de Laboratorios de Sustentabilidad Alimentaria (Red LABSA) de la Red ECOS para el fomento de cultivos de hortalizas, flores y maíz

La consolidación de la escuela chinampera con apoyo de la de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI) configura una estrategia de salvaguarda que forma relevos generacionales con un enfoque comunitario en la búsqueda de la conservación, restauración y aprovechamiento sustentable de este sistema de agricultura.

A la fecha, tres grupos integrados por jóvenes han recibido esta formación a través de saber-hacer.

La escuela integra, junto con otros tres proyectos institucionales de la UAM, IPN y UNAM, la Red de Laboratorios de Sustentabilidad Alimentaria (Red LABSA).

De acuerdo con Nora Lorena Estrada González, coordinadora de la escuela y cocinera tradicional, se trata de una enseñanza basada en cuatro ejes: Producción agrícola, sabiduría afincada en una tradición de conocimiento chinampero; Producción de alimentos y su consumo; Medicina tradicional, y Creatividad humana que dio paso a la invención de la chinampa y al arte.

También es una directriz para el desarrollo de innovaciones tecnológicas que sean ética y culturalmente apropiadas y que mejoren la competitividad a partir de la articulación y el diálogo de saberes.

“Estos trabajos dan sentido a la escuela. Buscamos que los jóvenes tengan deseos de producir o, por lo menos, respetar la producción de alimentos, de honrar lo que se comen”, dijo Estrada González.

Las chinampas son parcelas rectangulares diseñadas para captar la humedad. Estos islotes se hicieron artificialmente por el hombre en áreas pantanosas y lacustres de poca profundidad y agua dulce. La existencia de aguas permanentes con desagüe es esencial en su manejo, pues la porosidad del suelo y su estrechez permiten la infiltración de canales, algo que hace posible su cultivo continuo e intensivo.

Estos espacios aparecieron en la cuenca de México que contaba con lagos de poca profundidad, de grandes dimensiones y zonas pantanosas.

En el periodo de la conquista el sistema se componía de seis grandes lagos y en una parte había chinampas, principalmente en los del sur, donde hoy se encuentran las alcaldías de Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta, que ocupan en la actualidad la mayor parte de la zona de conservación de la CDMX.

La escuela se sumó a la Red LABSA por su importancia para la sustentabilidad alimentaria, la recuperación del medio ambiente, la mitigación de los efectos del cambio climático, el fortalecimiento de la dinámica sociocultural y como fuente de empleo e ingresos.

Su inclusión a esta red la puso al mismo nivel de instituciones de educación superior nacionales, explicó Estrada González, y es un reconocimiento al esfuerzo comunitario de los y las chinamperas, cocineras, médicos.

“Nos sumamos porque hay que tomar en cuenta que más de la mitad de la ciudad (59 por ciento) es suelo de conservación y se está perdiendo, entre otros factores, por el crecimiento poblacional, la presión urbana y el daño en la relación directa con el conocimiento; en la ciudad existen más de 150 pueblos y 58 barrios originarios”, añadió.

Con recursos de la SECTEI, la escuela tuvo la capacidad de diseñar y ofrecer cursos y talleres; comprar y fabricar herramientas, adquirir semillas y enseres para la práctica de la medicina tradicional, así como pinturas y otros materiales. “Se beneficiaron a más de cien jóvenes entre 17-18 años, incluso hubo personas mayores que volvieron a estos espacios para nutrirse de algo que, al parecer, ya no estaba presente en sus vidas”.

Entre los resultados con el primer grupo se constató la funcionalidad del modelo. Con el segundo, integrado por jóvenes de Colombia, Chile y Perú, que en sus países cuentan con sitios llamados SIPAM (Sistemas importantes de patrimonio agrícola mundial), se les dio a conocer la estrategia y se obtuvieron opiniones favorables.

El tercero confirmó la efectividad, pues permitió que la enseñanza fuera replicada por la mayoría de los asistentes en sus propias chinampas.

La primera parte del programa de la escuela es teórica; se organizó el ciclo de conferencias “Chinampería: ayer, hoy y mañana”, tanto para la docencia, como para la difusión y la producción de recursos originales; se derivaron manuales y una serie de cuentos.

Hoy, existe una sociedad cooperativa que, por el momento, incluye ocho personas, es decir, dos titulares por cada eje, lo que le da un perfil más social a su organización y una formalidad a escuela que próximamente ofrecerá nuevos cursos con la participación de casi 30 maestros.