MÉXICO, DE LAS ZONAS QUE SUFRIRÁ LOS IMPACTOS MÁS INTENSOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Publicado el 17 Diciembre 2019
IMG-20191217-WA0016.jpg
IMG-20191217-WA0017.jpg

1

• Al trabajar con modelos para tres horizontes de tiempo para el país, se muestra que desde el corto plazo se pudieran enfrentar situaciones de muy alto riesgo y de impactos irreversibles en los ecosistemas, en la agricultura y en otros sectores

México se encuentra geográficamente en una de las zonas que va a ser más fuertemente impactada por el cambio climático, debido a los incrementos en la temperatura y la disminución en la precipitación. En particular, el riesgo será sobre la Cuenca del Valle de México.

Esta zona, constituida por la Ciudad de México, el Estado de México, Hidalgo y Tlaxcala, así como una pequeña parte de Morelos y Puebla, posee condiciones que promueven la variabilidad climática y, por ende, también los impactos del cambio climático.

Entre estas características destacan su elevada concentración demográfica y económica, modificaciones importantes en la cobertura forestal, pérdidas significativas de servicios ecosistémicos, así como una elevada dependencia de fuentes de agua distantes, que en conjunto hacen que la zona sea económica, social y ambientalmente compleja y propensa a ser más vulnerable.

Los nuevos modelos de cambio climático, avalados por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), incorporan en las proyecciones de las variaciones de temperatura y precipitación, lo que se conoce como trayectorias de concentración representativas (RPC, por sus siglas en inglés), las cuales toman en cuenta todas las contribuciones y acciones que se hacen en materia de mitigación (reducción de emisiones), en aras de que los países puedan planear e implementar estrategias de mitigación y adaptación desde escenarios que tomen en cuenta modelos de desarrollo económico futuros y su dependencia de los combustibles fósiles.

Los modelos con un RCP de 2.6 representan un escenario en donde el mundo ha sido exitoso para la reducción de gases de efecto invernadero, logrando desacoplar el crecimiento económico de la quema de combustibles fósiles. Sin embargo, dadas las condiciones actuales, este modelo es inviable de alcanzar.

De acuerdo con las Contribuciones Nacionalmente Determinadas de los países (NDC, por sus siglas en inglés), que es el compromiso que cada nación asume en su contribución al mundo en materia de mitigación, las proyecciones reportan un potencial incremento de la temperatura de 2.9°C.

Por esta razón, modelos con un RCP de 2.6 no se utilizan, según con Fabiola Sosa Rodríguez, jefa del Área de Investigación en Crecimiento Económico y Medio Ambiente, de la UAM Azcapotzalco, experta en el tema de los impactos del cambio climático en la disponibilidad del agua en la Cuenca del Valle de México.

La especialista precisó que se trabaja con modelos de RCP de 4.5, que reflejan un modelo de desarrollo económico en el mundo en donde se cuenta con logros menos ambiciosos en materia de mitigación, así como con modelos de RCP de 8.5, que representa una situación en donde no se realiza ninguna acción en favor de la mitigación, y con el que se estarían esperando incrementos en la temperatura promedio en el mundo entre 3.2°C y 5.4°C, pero habrían regiones con incrementos superiores y otras inferiores.

A partir de ocho modelos seleccionados (de un grupo de más de sesenta modelos), que tienen como característica reproducir mejor el clima en el pasado y concediendo que pueden reproducirlo en el futuro, coinciden en las tendencias que se pueden esperar para nuestro país, las cuales reflejan incrementos en la temperatura que van de la región norte a la región centro, con aumentos cada vez mayores conforme transcurre el tiempo.

“Cuando se trabaja con modelos de cambio climático es a partir de escenarios. El de corto plazo comprende el periodo de 2015 a 2039, el de mediano plazo de 2045 a 2069 y de largo plazo de 2075 a 2099. Lo que se observa en las proyecciones de cambio climático para México, es que conforme avance el tiempo, se tendrán mayores incrementos en la temperatura, para el corto plazo se esperan hasta 2°C, en el mediano plazo podría superar los 4°C, y en el largo plazo algunos modelos muestran incrementos arriba de 5°C.

“Si se combinan estas tendencias en las proyecciones, los mismos modelos indican que con respecto a la precipitación habría reducciones importantes de la zona norte hacia la zona centro; la combinación de aumentos de temperatura con la reducción de lluvias, provocaría potenciales periodos de sequía y un proceso de desertificación de norte a centro”, señaló.

Con el proyecto Evaluación de los impactos de cambio climático en la gestión del agua en la Cuenca de México percepción de los actores clave y sus respuestas de adaptación, que realizó un grupo de investigadores encabezado por Fabiola Sosa, se trabajó a nivel de cuenca para conocer los impactos del cambio climático en la disponibilidad del agua en la región, tomando en cuenta el comportamiento de lo esperado en la temperatura y en la precipitación en el Sistema Lerma-Cutzamala, fuente que provee cerca de la mitad del agua que consume la Ciudad de México. Los impactos podrían tener serias repercusiones en los volúmenes disponibles de agua.

La gestión del agua en la Cuenca del Valle de México es histórica. Uno de los principales cambios que hubo con la llegada de los españoles fue la desecación de los lagos y la transformación de la cuenca. Originalmente, ésta contaba con un sistema de seis lagos interconectados, por lo que durante la época de lluvias los lagos formaban uno solo, mientras que en época de secas, éstos se fragmentaban y los manantiales de alrededor desparecían.

Asimismo, se contaba con un solo gran acuífero que, debido a la reducción de los niveles freáticos por sobreexplotación de las aguas subterráneas, se fragmentó en siete, pero cuatro de ellos se encuentran en severas condiciones de sobreexplotación.

La desecación de los lagos permitió la proliferación de los asentamientos humanos en las zonas lacustres, hasta terminar con una mancha urbana sin resquicios de áreas verdes, salvo la parte sur que corresponde a suelo de conservación.

De los resultados que se tuvieron a partir de una serie de análisis que se realizaron en el marco del proyecto mencionado en la Cuenca del Valle de México, incluida la Ciudad de México, se encontró que la temperatura está cambiando y tiene un efecto tendencial: se enfrentan temperaturas mayores en invierno, primavera y verano, y se esperaría que, con el cambio climático, estas tendencias se intensifiquen.

Estos incrementos de la temperatura están relacionados con el comportamiento del Estado de México, tanto por sus dimensiones como por el cambio de uso de suelo que tiene, generando más y mayores islas de calor. Existe evidencia estadística de que hay meses más calurosos, particularmente abril, mayo, junio y octubre, aunque en realidad todos los meses del año presentan tendencias a la alza.

Sin embargo, hay zonas en la cuenca, de manera específica en el Estado de México, que ya enfrentan un incremento por arriba de 3°C y esto, aunado al cambio climático, implicaría una situación de riesgo. El caso de la Ciudad de México ha registrado hasta el momento un aumento en la temperatura entre 1°C y 2°C, según la demarcación territorial.

En cuanto a las lluvias, en el análisis se observó que la precipitación general acumulada a lo largo del año es la misma, pero presenta modificaciones en cuanto a la intensidad y la duración. Se encontró un desfase en la temporada de aguas, que se concentra de julio a septiembre, y una pequeña parte de octubre; como resultado, aunque se presentan en un menor tiempo, son más intensas, lo que eleva el riesgo de inundaciones en diferentes puntos de la ciudad.

En el trabajo realizado por Sosa Rodríguez y sus colaboradores, que hasta el momento comprende la primera etapa y consistió en la obtención de un diagnóstico inicial de los impactos, se identificaron las zonas que enfrentan mayores riesgos por la reducción en la precipitación histórica y estos lugares se hallan en el Estado de México e Hidalgo, donde hay ciertas áreas en donde se registra una reducción, entre 30 y 40 por ciento, lo que indica que reciben poco más de la mitad del recurso.

Una parte importante del agua que se recibe en estas entidades, incluyendo a la Ciudad de México, es la que se colecta de la precipitación y se almacena en el sistema de presas para su posterior distribución. Por ende, si hubiese una reducción importante en las lluvias se tendría menos agua disponible para abastecer las diferentes demandas.

¿Qué se puede esperar con el cambio climático y sus distintos escenarios?

Al trabajar con 24 modelos para tres horizontes de tiempo (arriba descritos), uno donde se tenían logros moderados en mitigación y otro en el que no se hace nada, se mostró que la temperatura media en el corto plazo pudiera aumentar en hasta 2.4°C, en el mediano plazo más de 4°C y en el largo plazo más de 6°C, lo que indica que desde el corto plazo se pudieran enfrentar situaciones de muy alto riesgo y de impactos irreversibles en los ecosistemas, en la agricultura y en los diferentes sectores. De Acuerdo con el IPCC, a partir de 2°C, ya se tienen impactos catastróficos e irreversibles, que habría que evitar.

Para la investigadora de la UAM-Azcapotzalco, los escenarios para la Cuenca del Valle de México superan ese punto de inflexión, y este fenómeno impactará de manera diferente a la región, siendo más intensos sus efectos conforme pase el tiempo.

2