“LA EDUCACIÓN E INVESTIGACIÓN DEBE ESTAR A LA ALTURA DE LA URGENCIA CLIMÁTICA GLOBAL”

Publicado el 12 Noviembre 2021
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• La doctora Rosaura Ruiz Gutiérrez, secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación participó en la última jornada del Foro Internacional Energía, Minería, Petróleo y Gas Natural, en el contexto del cambio climático. Avances y prospección en un entorno global 2050

Los dilemas planteados por el cambio climático y las alternativas educativas, científicas y tecnológicas para hacerle frente fueron tema de la última sesión del Foro Internacional Energía, Minería, Petróleo y Gas Natural, en el que se planteó la relevancia de que la investigación que se haga al respecto debe estar a la altura de la emergencia global en este ámbito. El encuentro, organizado por el Instituto Mexicano de Ingenieros Químicos, que hoy tuvo como tema “Avances y prospección en un entorno global 2050. Energías limpias” fue moderado por el ex rector de la UNAM, el doctor Francisco Barnés de Castro. En la sesión, la doctoras Rosaura Ruiz Gutiérrez, secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI) y del Medio Ambiente, Marina Robles García, detallaron las principales acciones que el gobierno de la Ciudad de México desarrolla en los temas educativos y ambientales. En el tema energético, externó la doctora Ruiz Gutiérrez, hay asuntos que no fueron resueltos en gobiernos anteriores y el rezago es muy grave. “Nosotros pensamos que el Estado mexicano no debe perder el control de los recursos naturales. Desde luego, es importante el apoyo al desarrollo del sector privado, pero tienen que corregirse cuestiones que están mal de la reforma energética; la forma en la que se construyó. Lo que pasó con Odebrecht y los contratos leoninos que no se pueden aceptar, por ejemplo”. Además, por el ámbito de la investigación científica no se ha logrado el desarrollo que corresponde a un país de este tamaño; también hay atrasos en el campo del cambio climático, estableció. De manera conjunta con la Secretaría del Medio Ambiente hemos buscado que con la academia se derive conocimiento que contribuya a solucionar problemas en esta ciudad, indicó.

La tendencia en nuestra cultura -añadió- ha sido tratar los problemas ambientales solamente como problemas científicos, tecnológicos o políticos, pero son mucho más que eso, pues estas controversias plantean temas fundamentales de ética y filosofía que nos llevan a preguntar sobre el lugar del ser humano en la naturaleza.

Desde la década de los 70s, del siglo pasado, se han llevado a cabo investigaciones relevantes en cuanto a la reflexión filosófica sobre el ambiente y sus problemas. Las posiciones que se identifican en la filosofía ambiental incluyen el biocentrismo, para el que todos los seres vivos merecen una posición moral, y el ecocentrismo que se aleja de las preocupaciones ambientales tradicionales para adoptar un enfoque más holístico y ecológico. Y también se encuentran la ecología social y el ecofeminismo por mencionar algunas de las posturas más discutidas. Al respecto, puntualizó, es importante que haya contenidos relacionados en los programas de estudio de las carreras afines, aunque también en la educación básica y media superior. Debe difundirse en la población la reflexión filosófica en torno al ambiente para crear conciencia y generar nuevas dinámicas que nos permitan mitigar el daño causado por las actividades humanas. Hoy, definió, la educación ambiental se reconoce como un proceso dirigido a desarrollar una población en el mundo que sea consciente y se preocupe por el medio ambiente y sus problemas, y que tenga los conocimientos, actitudes, motivaciones, compromisos y habilidades para trabajar individual y colectivamente hacia la solución de los problemas actuales y la prevención de los que vengan en el futuro.

Los tres principales objetivos de la educación ambiental: fomentar una conciencia clara y una preocupación por la interdependencia económica, social, política y ecológica en las zonas urbanas y rurales. En segundo lugar, brindar a las personas oportunidades para adquirir conocimientos, valores, actitudes, compromisos y habilidades necesarias para proteger y mejorar el medio ambiente. Y el tercero, crear nuevos patrones de comportamiento de los individuos y los grupos hacia la sociedad y el medio ambiente. Antes de la definición formal de la educación ambiental, gran parte se limitaba a la traducción práctica de la ciencia respectiva en pedagogía, en lo concerniente al cambio climático. La estrategia consistía en presentar la información al público de manera digerible, aunque esto no ayudó a cambiar las actitudes de las personas. Los nuevos enfoques se abocan a construir discursos que coadyuven a la producción de un cambio social. Como parte de este esfuerzo, el gobierno, los sectores empresariales, la sociedad civil organizada y la academia somos responsables.

En los últimos años se ha desarrollado un creciente cuerpo de conocimientos para implementar planes de estudio en sostenibilidad en la educación superior, así como mejorar las prácticas en los campus y fortalecer estas actividades. Ante ello, las universidades tienen una responsabilidad ineludible en la resolución de estas problemáticas. También existen trabajos importantes enfocados en las barreras pedagógicas; se trata de desarrollar una enseñanza de la sostenibilidad en educación superior. Son aspectos clave para alcanzar objetivos nacionales, regionales y globales.

Frente a ello, en el programa de gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum, este tema está presente, pues en México tenemos un rezago importante en la formación de personal. Por esta razón, hemos creado dos nuevas universidades. Una, llamada Instituto de Estudios Superiores Rosario Castellanos que ofrece la licenciatura en Ciencias Ambientales, Economía y Desarrollo Sustentable, la maestría en Ciencias en Cambio Climático y Biodiversidad, y un doctorado en Ciencias de la Sustentabilidad. La otra es la Universidad de la Salud con dos carreras, la de Enfermería y la de Medicina, que también hacen falta en todo el país. Con relación a los programas de investigación, la titular de la SECTEI externó que la dependencia busca correlacionar las problemáticas detectadas para hacerles frente con apoyo de las instituciones de educación superior e investigación de la Ciudad. En este caso, se creó la Red ECOs, integrada por las instituciones de investigación y de educación superior de la ciudad y también por los institutos nacionales de salud.

Esta estrategia, resumió, se articula en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible los (ODS) de Naciones Unidas y tiene como base atender la necesidad de la ciudadanía como habitantes y actores de los diferentes sectores de la sociedad para que se implementen acciones que nos ayuden a relacionarnos con nuestro entorno de manera sustentable en el corto, mediano y largo plazo. Por ejemplo, dentro de los grupos de trabajo, hay uno de electromovilidad enfocado a la transición de vehículos descarbonizados a través de la hibridación y conversión, considerando a los particulares, microbuses, autobuses, RTP, Metrobús, y para la movilidad de barrio, los mototaxis eléctricos, lo que contribuye a la mitigación del cambio climático. Otro programa es el de la Red es el Laboratorio de evaluación de tecnologías vehiculares que está en proceso de instalación y que permite evaluar en condiciones reales de la ciudad cualquier tipo de tecnología vehicular para la transición a la condición eléctrica. También está el de calidad del aire y el de la red de dispositivos de bajo costo para monitoreo, encabezada por la UNAM, entre otros. En suma, dijo, tenemos que ver una oferta educativa y de investigación a la altura de la urgencia climática global. Las agendas de investigación a futuro deben enfatizar proyectos transdisciplinarios a largo plazo, identificando nexos entre sociedad, tecnología y ambiente. Por ello es necesario involucrar a la sociedad en la resolución de problemas, asegurar acceso a servicios energéticos a toda la población y democratizar la producción de energía buscando enfoques colectivos de acuerdo a las condiciones socio ambientales de cada ciudad. La doctora Marina Robles García, secretaria del Medio Ambiente (SEDEMA), reconoció la importancia de colaborar con la SECTEI, pues trabajar cercanamente con quienes generan conocimiento y la información de vanguardia, permitirá que la capital avance mediante proyectos con perspectiva transversal.

En este sentido, la doctora Ruiz Gutiérrez, refirió que se ha trabajado para que la temática ambiental esté en todos los niveles educativos. Por ejemplo, citó el apoyo del grupo del Centro Mario Molina, (un gran mexicano e investigador recientemente fallecido) que generó una serie de cursos y diplomados. Hoy, especificó, tenemos cursos de Cultura climática y enseñanza activa para profesores, a fin de que puedan introducir en sus aulas estos temas. Otro es el de Ciencia y cambio climático y Desarrollo Sostenible que se ofrecen a maestros de básica y de media superior. Una de las primeras acciones dentro del gobierno de la doctora Sheinbaum, apuntó la doctora Robles García, fue trabajar de manera colaborativa con el Congreso local en la actualización de la Ley de Cambio Climático. Adicionalmente, en coordinación con la SECTEI, se trabajó en un programa con metas al 2030, así como una estrategia al 2050 que genera compromisos para mejorar el medio ambiente. Dentro de las tareas derivadas de esa estrategia figura el programa Reto Verde que ha permitido a la fecha que se hayan plantado 23.5 millones de árboles.

Dentro de las acciones, figura el rescate de ríos que se ha trabajado en cuatro sistemas: San Buenaventura, Magdalena, Eslava y Santiago, así como en la creación y mejoramiento de los humedales ubicados en San Juan de Aragón, el Bosque de Chapultepec y Xochimilco. Otro proyecto es el de la cosecha de lluvia implementado en las zonas con desabasto y grandes dificultades económicas. “A la fecha, llevamos más de 30 mil sistemas, instalados en distintas alcaldías. El 65 por ciento de los hogares que los tienen son encabezados por mujeres”. El doctor Pablo Díaz-Herrera, actual investigador post doctoral en el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, expresó que un indicador clave para medir la limpieza de la red eléctrica de un país es la intensidad del carbono. El promedio está en alrededor de los 482 kilogramos de CO2, por cada megawatt-hora generado (MWh).

México se encuentra por encima de esa cifra con aproximadamente 600 kilogramos. El ingeniero Flavio Hernández Carrasco, del área de Desarrollo Tecnológico de del grupo Cryoinfra donde es especialista de nuevos desarrollos en proyectos de hidrógeno, dijo que mantener hoy el abastecimiento de energía tiene que hacerse de manera sustentable con respeto al medio ambiente. Para ello, es necesario un trabajo conjunto de la academia, gobierno, industria privada e institutos de investigación, pues así habrá condiciones para responder al constante crecimiento de la población que requiere de más energía.